Drones y criminalística

Introducción

La complejidad de nuestra sociedad actual hace necesario el establecimiento de un marco jurídico práctico que permita controlar, prevenir y paliar en la medida de lo posible las actividades delictivas. Estas actividades, que muchas veces atentan contra la vida de las personas, son objeto de estudio de la criminología.

Cuando se habla de criminalística es común que esta sea tomada como sinónimo de criminología, pues las dos palabras se parecen bastante entre sí. Sin embargo, estas disciplinas aunque están relacionadas, son totalmente distintas y desarrollan distintas actividades.

Mientras que la criminología se encarga de estudiar la conducta antisocial que puede presentar una persona con el objetivo deintervenir en el proceso delictivo y prevenir o impedir el crimen, la criminalística por su parte aplica métodos científicos y técnicos para evaluar y estudiar la escena de un crimen con el objeto de reconstruir la escena y los hechos ocurridos en esta con la mayor precisión posible.

Este estudio permite además, determinar características fundamentales de la conducta del sujeto, con lo que ambas disciplinas se retroalimentan.

Los sistemas de captación y análisis de datos utilizados por el personal involucrado en la investigación de crímenes, atentados, secuestros, desapariciones y otras situaciones similares, han evolucionado con el tiempo, y han experimentado un avance notable en las últimas décadas con motivo de la miniaturización de componentes electrónicos.

Por ejemplo, hoy en día disponemos de cámaras fotográficas avanzadas que pueden captar imágenes en múltiples espectros de luz, no sólo el visible, imágenes que podemos analizar mediante distintos tipos de software, el cual nos proporciona datos de gran relevancia para la investigación y la resolución de los casos.

Es en este ámbito en el que los drones, como herramienta avanzada de captación de datos, pueden jugar un papel fundamental como veremos a continuación.

Los datos

En España, hasta el tercer trimestre del presente año (2022), de las casi 180.000 denuncias recogidas por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, y según datos del Ministerio del Interior, se han contabilizado 237 homicidios dolosos y asesinatos consumados:

Esto refleja una notable tendencia al alza, como se puede ver en el siguiente gráfico:

De seguir esta tendencia, muy probablemente terminará 2022 con cifras superiores a los máximos obtenidos en 2019, con un total contabilizado de 249 homicidios.

Con el objeto de proporcionar una herramienta eficaz de captación de datos, que puede ser fundamental en la fase de investigación, como decíamos, numerosos cuerpos policiales en todo el mundo ya utilizan drones para conseguir imágenes de alta resolución de la escena del crimen, cuya obtención proporciona una serie de ventajas respecto de los métodos convencionales.

Un caso real

Tomemos como ejemplo un caso reciente, aún abierto después de casi un año: nos referimos al caso de Esther López, presuntamente asesinada el pasado enero de 2022 en la localidad de Traspinedo, a 25 kilómetros de Valladolid.

Las primeras líneas de investigación apuntaban inicialmente a una desaparición o a un homicidio imprudente, pero varias semanas después del conocimiento de la desaparición Esther fue encontrada en una cuneta a las afueras de Traspinedo, tras haber estado desangrándose durante horas a temperaturas bajo cero, para finalmente fallecer al sufrir un fallo multiorgánico provocado por lesiones “compatibles” con un atropello a baja velocidad, tal y como se comprobaría posteriormente en la autopsia.

Sin embargo, y tras el estudio sistemático y pormenorizado de las huellas de vehículos en el lugar, a cargo de los agentes del DIRAT (Unidad de la Guardia Civil especializada en la investigación y reconstrucción de accidentes de circulación) dichas posibilidades fueron perdiendo fuerza en favor del homicidio doloso.

Tras el análisis del terreno en las proximidades donde fue encontrado el cadáver, todo parecía apuntar a que Esther había sido atropellada intencionadamente, y, yendo más allá, que el atropello no se había producido en ese lugar: el cuerpo había sido trasladado hasta su posición final, donde fue encontrado, en la cuneta de la curva de entrada a Traspinedo.

Pero no había allí ninguna huella del vehículo presuntamente implicado, ni restos del supuesto impacto (cristales u otros materiales en el terreno).

En este caso, al no conocerse el sitio donde se produjo el golpe, los investigadores van prácticamente a ciegas, porque a la vista de la escasez de pruebas no hay escenario del crimen.

Una pregunta se instala en las mentes de todos: ¿Por dónde empezar a buscar?

Buscando a ciegas

Durante las semanas previas al hallazgo del cadáver en la cuneta de Traspinedo se estuvieron realizando batidas en la zona: cientos de personas, entre las cuales se encontraban además de numerosos vecinos varias agrupaciones de voluntarios de Protección Civil, peinaron la zona llegando a cubrir más de 400 hectáreas de terreno, búsqueda que a la vista de lo que acabamos de reseñar, resultó infructuosa.

Como es bien sabido por los profesionales que participan en la investigación de desapariciones, se produce de forma habitual en estos casos lo que se conoce como contaminación del escenario: de alguna forma, los medios implicados en la búsqueda -por supuesto de forma involuntaria- “modifican” las condiciones del terreno, del entorno, o de las pruebas: esta modificación interfiere en el proceso de investigación, dificultándolo; en casos como el descrito alterando o incluso borrando las huellas de personas y/o vehículos, las cuales hubieran podido constituir prueba esclarecedora de los hechos.

Es por ello que siempre se intenta preservar en la medida de lo posible el estado en el que se encuentra el escenario, de forma que los investigadores puedan recabar las pruebas en el mejor estado posible.

La contaminación de pruebas es algo bien conocido por las unidades caninas K9 especializadas en búsqueda y rescate SAR con perros: con frecuencia, los canes tienen que lidiar con olores introducidos en el escenario por el ser humano, llegando este incluso a borrar un rastro que inicialmente podría haber conducido hasta la persona desaparecida.

En el caso de Esther López, fueron varias semanas de contaminación del escenario que, además de las inclemencias de la climatología propia de la época, fue alterado de forma sistemática aunque involuntaria por la acción humana, durante las batidas llevadas a cabo en las distintas jornadas de búsqueda que se organizaron.

Y no sólo eso, sino que fueron varias semanas durante las cuales se pudo haber obtenido una imagen aérea con suficiente calidad y resolución para saber, a ciencia cierta, lo que había o no había en el terreno, y que hubiera sido determinante para saber un dato concreto: el día que el cadáver de Esther López fue colocado en el lugar donde finalmente fue encontrado. ¿Por qué es importante este dato?: muy sencillo: para poder cotejar la actividad de el o los sospechosos, y poder hilvanar un relato coherente que quizás, a día de hoy, ya hubiera permitido determinar la autoría del homicidio.

Medios aéreos no tripulados

Son innumerables las ocasiones en que nosotros, como empresa de sistemas aéreos no tripulados -drones- especializada en búsqueda y rescate SAR, y  entidad colaboradora de la Guardia Civil, hacemos hincapié en la enorme utilidad de estos sistemas a la hora de afrontar situaciones como las analizadas en el presente artículo.

Los drones son útiles en numerosas industrias, contextos y situaciones de nuestra sociedad actual, pero son de enorme utilidad y efectividad a la hora de obtener un “snapshot” de una zona de terreno concreta: el dron se puede programar para llevar a cabo el mismo vuelo, a distintas horas y durante los días que sea necesario, tarea que puede realizar con sólo pulsar un botón.

Este “snapshot”, que no es más que una captura fotográfica llevada a cabo mediante técnicas de ortomosaico, lo que se conoce como “ortofoto”, puede ser examinado minuciosamente por especialistas en pantallas de gran tamaño, en dependencias, lejos del estrés propio de estas situaciones.

La industria de los drones es una industria incipiente. Si bien se llevan utilizando por los ejércitos en diversos países del mundo desde hace décadas, con propósitos militares y de inteligencia, en el ámbito civil su eclosión se produjo en 2014 con el desarrollo de las legislaciones que regulaban su uso para particulares y empresas en todos los sectores de la sociedad.

Estas leyes han evolucionado a día de hoy para convertirse, en lo que a nuestro continente se refiere, en reglamentos que regulan su uso de forma común a todos los estados miembros de la Unión Europea, siendo la fotografía uno de sus usos más demandados.

Numerosos cuerpos policiales ya los utilizan para apoyar las labores de los agentes en tierra y se utilizan en intervenciones de todo tipo: ayudan a controlar el tráfico, como apoyo para el control de personas en eventos, manifestaciones y disturbios, e incluso en la búsqueda y localización de plantaciones para la elaboración de sustancias estupefacientes, como la Marihuana, entre otras muchas situaciones.

En cuanto a su papel en la investigación de desapariciones, secuestros y crímenes de todo tipo, hay dos técnicas concretas que los drones nos permiten utilizar con gran efectividad de cara a la recopilación de pruebas: la ortofotografía y el modelado en tres dimensiones, o modelado 3D.

De la pericia con que se utilicen ambas técnicas puede depender la resolución de un caso, la aparición de la persona, o la determinación de la autoría del crimen, y deben ser utilizadas con conocimiento y diligencia como parte de las técnicas de preferencia a utilizar antes de que el escenario sea contaminado.

Ortofotografía

La ortofotografía es una fotografía georreferenciada que cumple los siguientes principios:

1. Es una fotografía de alta calidad y resolución.
2. Su curvatura o aberración ha sido corregida y eliminada por un software específico de procesado.
3. Contiene datos geográficos exactos.

Generalmente, este tipo de fotografía abarca una cierta extensión de terreno, y se compone de distintos mosaicos obtenidos por una aeronave en vuelo, de ahí que muchas veces se la conoce como “ortomosaico”. En el caso que nos ocupa, estas fotografías son obtenidas por un dron equipado con una cámara adecuada para tal fin:

La unión de las distintas fotografías captadas durante la utilización de esta técnica se lleva a cabo mediante software, el cual elimina cualquier aberración o distorsión de la imagen provocada por la lente o por la propia curvatura del terreno (la Tierra no es plana, es un esferoide) y es el resultado de este procesado el que resulta en una ortofotografía.

Con el fin que nos ocupa, la investigación criminal, esta ortofotografía debe ser evaluada y minuciosamente analizada por un experto, siempre en dependencias, preferiblemente en una sala aislada y con presencia únicamente de los investigadores, en una pantalla grande y con un ordenador potente adecuadamente equipado con el software necesario para el procesamiento de las imágenes.

Obviamente, habrá que preocuparse de mantener la cadena de custodia, puesto que los soportes digitales que contienen las imágenes pueden ser incorporados a la causa y utilizadas en juicio en caso necesario.

Recordando otro caso real

Nuestros equipos llevaron a cabo la captación de imágenes para la obtención de ortofotografía durante la desaparición de Clara, la niña tristemente desparecida y posteriormente encontrada fallecida en el fondo del Pantano de San Juan, Madrid, en el verano de 2021.

En este caso desplegamos cuatro drones equipados con cámaras de alta resolución que sobrevolaron los 14 kilómetros de playas que tiene este pantano, lo cual permitió adelantar que el cadáver de la niña no se encontraba emergido y depositado en las orillas, allanando el camino para las unidades de buzos de la Guardia Civil que directamente acometieron la tarea de buscar bajo la superficie del agua, donde a más de 20 metros de profundidad finalmente fue encontrado.

Mosaicos obtenidos por nuestros equipos #UAS durante la búsqueda de Clara, en el Pantano de San Juan, Madrid, durante el verano de 2021, para la generación de una ortofotografía que fue de gran utilidad en la resolución de este caso.

Esta ortofotografía se puede obtener de forma recursiva, día tras día, durante el tiempo que sea necesario, puesto que el software que se utiliza en el dron permite almacenar los parámetros con los que se debe realizar el vuelo.

Esto nos permite hacer un seguimiento del estado del terreno a lo largo del tiempo, lo cual nos lleva otra vez de vuelta al caso de Esther López, en Traspinedo: haber tenido esta valiosa información, nos hubiera permitido saber con certeza cuándo fue llevado el cuerpo de Esther a la cuneta a la entrada de Traspinedo donde finalmente fue encontrada, siendo este dato de incalculable valor en la investigación.

Por este motivo nosotros recomendamos siempre el uso precoz y preferente de las unidades #UAS -drones-durante la investigación en este tipo de casos:

1. La captación de imágenes no interfiere con las actividades del personal en tierra.
2. Los vuelos se pueden programar y ejecutar con gran facilidad en un corto espacio de tiempo.
3. Permite cotejar el estado del terreno o porciones concretas de este en distintos momentos.
4. Las imágenes se pueden utilizar como prueba válida en juicio.

Modelado 3D

Esta técnica resulta también de la obtención de fotografías aéreas georreferenciadas, al igual que la ortofotografía, pero en este caso en lugar de una fotografía plana de una cierta extensión de terreno lo que se pretende es obtener un modelo en tres dimensiones de una zona concreta o de un lugar específico, como por ejemplo el interior de una estancia de un edificio derrumbado o al cual es preferible no acceder de entrada, por motivos como probabilidad de derrumbe -por ejemplo tras una explosión accidental o un atentado-, ubicación de explosivos o tuberías de gas abiertas o dañadas que pueden provocar una explosión o deflagración, existencia de rehenes durante un secuestro, etc. Durante los atentados de París en noviembre de 2015, donde varios terroristas sembraron el pánico causando 130 muertos y más de 400 heridos, y concretamente en la Sala Bataclán, la policía francesa utilizó drones para visualizar el interior de las estancias superiores, donde los terroristas estaban reteniendo a diversos rehenes:

Visualizar el interior de estas estancias desde el exterior y sin poner en riesgo a los agentes antes de su intervención, permitió contar con datos concretos sobre el número y la ubicación exacta de las personas retenidas así como de los terroristas, lo cual a su vez permitió planificar in-situ la intervención de los agentes con el objeto de liberar sanas y salvas al mayor número de personas posible. Si bien en este suceso hubo que realizar la captación de imágenes desde el exterior, en otras ocasiones es posible introducir el dron en la estancia para la obtención de un modelo 3D que permita evaluar el interior, sin necesidad de que agentes de policía, miembros de Protección Civil o personal de emergencias, sanitarios, bomberos o investigadores tengan que acceder poniendo en riesgo sus vidas al no saber lo que se van a encontrar.

El dron, de forma programada y con precisión milimétrica, pilotado por un piloto UAS profesional experto en este tipo de vuelos, que a su vez es asistido por uno o varios observadores externos, accede por una abertura en el tejado, por una ventana, una puerta o un hueco en el muro, y una vez ubicado en el interior y en el centro de la estancia realiza series de fotografías en 360 grados, con distintas inclinaciones de la cámara.

Estas imágenes son posteriormente procesadas por el software con el fin de obtener una representación tridimensional interior de la estancia, la cual puede ser visualizada y girada en todas direcciones para su análisis en un ordenador, lo que a su vez permite recabar pruebas antes de que el escenario se vea modificado por cualquier motivo (presencia humana o canina, derrumbes o explosiones posteriores, inclemencias del tiempo, riadas, etc).

Para la obtención de este tipo de imágenes en interiores con un dron, debido a la naturaleza del escenario, se deben observar las siguientes medidas y precauciones:

1. Dependiendo de la zona geográfica, será necesario poner en marcha los mecanismos de coordinación a nivel aeronáutico pertinentes, a fin de no obstaculizar ni interferir en el vuelo de otras aeronaves que puedan estar presentes en la zona (helicópteros).
2. Si el vuelo es manual, no se debe perder la linea de visión directa entre el piloto y el dron, o de lo contrario el vuelo se verá comprometido.
3. Si el vuelo es automático (programado) se deben tener previstas todas las rutas y trayectorias que se pretende que el dron realice, y estas deben ser introducidas en el software de la estación con la mayor precisión posible.
4. Se debe programar la estación de control remoto para que las imágenes se graben tanto en el dron como en el dispositivo utilizado en la estación (si esta función no está disponible se puede utilizar la función “caché”). De esta forma si el dron se pierde durante el vuelo por colisión con algún obstáculo o es abatido desde tierra de forma intencionada, aunque no sea posible recuperar la tarjeta SD o esta resulte dañada, al menos se tienen las imágenes en la estación.
5. El dron va a realizar este vuelo sin señal GPS, una vez esté dentro del edificio o de la estancia, lo cual se debe tener previsto a fin de que el software no finalice la misión por tal motivo.
6. Habrá que tener en cuenta también la gran cantidad de interferencias que puede haber en el lugar si nos encontramos en un entorno urbano, para intentar minimizar sus efectos sobre el dron en la medida de lo posible (software con la función de cambio de canal de forma manual activada)
7. Se deberá tener preparado y funcionando un ordenador suficientemente potente para poder procesar las imágenes in-situ. Este ordenador se puede ubicar dentro de un vehículo, camión del puesto de mando avanzado, o en otro edificio cercano, de forma que se minimice el tiempo transcurrido entre la obtención de las imágenes y su correspondiente análisis, en caso necesario.
8. Se deberá observar la integridad de la cadena de custodia.

Las imágenes también pueden ser retransmitidas en directo a dependencias o a un vehículo mediante “streaming” para que personal investigador in-situ pueda visualizar lo mismo que ve el dron en tiempo real:

Conclusión

Los drones son una herramienta fundamental en la investigación criminal al proporcionarnos imágenes de alta resolución de la escena del crimen, tanto en exteriores como en interiores, salvaguardando la integridad personal de agentes y de investigadores al mismo tiempo que se preserva la configuración de la escena sin contaminarla.

Estos vuelos se pueden y se deben realizar de forma recursiva, para registrar cualquier cambio en la escena del crimen durante el transcurso de las investigaciones. Como hemos visto, las imágenes obtenidas pueden ser procesadas de diversas formas, utilizando software específico para ello, siendo dos las técnicas que más resultados nos pueden proporcionar: la ortofotografía y el modelado 3D.

Es necesario concienciar a todo el colectivo de profesionales de la criminología y sus distintas vertientes y especialidades en el uso de sistemas aéreos no tripulados UAS -drones- de forma sistemática, como parte de los procesos de investigación. De ello depende que podamos aprovechar todo el potencial que esta tecnología nos ofrece, y que sin duda seguirá evolucionando e implantándose en los años venideros.

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Artículo elaborado expresamente para la revista de la asociación ADPCI ASOCIACIÓN DE DIPLOMADOS Y PROFESIONALES EN CRIMINOLOGÍA E INVESTIGACIÓN https://www.adpci.es y publicado en marzo de 2023.

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